Correspondencias Muertas // Carta enviada desde Tabasco.
De corazón…
Hoy he pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por
mi culpa, por mi culpa, por mi grave
culpa me he puesto a pensar en ti solo para entristecerme como un viejo que
sabe que se va a morir. A veces creo que a la soledad no le ayuda el tiempo, no
son buenos aliados, creo que ni se soportan. Con el correr de los minutos en mi
contra y con esta costumbre flagelante de recordar lo que no se tiene, me he
puesto mi abrigo para caminar rumbo a tu recuerdo.
Vaya que hay momentos gratos, aunque al ser recuerdos de lo
perdido terminan por doler y así las risas pasadas duelen y lo lagrimas que
lloramos confortan la dura decisión. Fumar es una opción para la melancolía,
son como una pareja de baile perfectamente acoplados tras un tango y la mañana
lluviosa de esta temporada son para ello: Gardel y el Bandoleón.
¿Por qué no fuimos
nunca al cine en mañanas cómo estás?
Hubiera sido encantador sostener un paraguas y tu mano mientras
caminamos por ahí, ver acaso media película entre tantos besos y encontrar
caricias accidentas dentro de un bote de palomitas.
Quizá nos faltó divertirnos más y amarnos menos, me hubiera
gustado jugar contigo en la calle, reír y correr como niños durante el recreo.
Pasamos mucho tiempo haciendo el amor y muy poco escuchándonos, puedo mencionar
cuantos lunares hay en tu espalda y a que huele tu muslo pero nunca supe cual
era tu mayor miedo, nunca supe que pensabas del dinero, del poder y del
gobierno. Sin duda me perdí la oportunidad de conocerte más como ser
humano y terminé por hastiarme de tu
carne.
Hay mucho de ti que nunca entendí, quizá porque no supe como
preguntarlo, somos tan diferentes, mis dudas siempre te supieron a ofensas y
tus ofensas siempre me dejaron con dudas. Sé que tú odiabas o terminaste
odiando muchas manías mías, esos aires de poeta vagabundo que en un principio
te atrajeron terminaron por ser más que una ponzoña para tu juvenil corazón.
La charla siempre ayuda, eso es algo que se le olvida a la mayoría de los amantes, creemos a
menudo que con caricias y con besos está todo explicado, Si fuera tan fácil tú
estarías aquí. Pero el amor es mucho más complejo, es fácil acariciar, besar y penetrar. Lo más
fácil del amor es amar, lo complicado es todo lo demás.
Ahora que no estás y me he puesto a pensar en ti, me doy
cuenta de todo lo que me faltó hacer, de todo lo que me faltó reír, de todas
las palabras que me tragué, de todas la explicaciones que no te di, de todo lo
me faltó escucharte decir, de todos los momentos que perdimos por el absurdo
afán de “poseernos”.
Ya no habrá cenas, ni palomitas, ni paseos, ni jardines.
Vaya que fuimos estúpidos, teníamos la gloria y se resbalo de nuestras manos,
es gracioso, creo que nos amábamos tanto que terminamos ahogándonos. Ahora yo
camino por una ciudad que tú no conoces y tú, por tu lado, engendrando vida
lejos de mi vida. El sueño que teníamos
siguió para ti pero sin mí.
No es fácil dejar salir los sentimientos reprimidos, sin
embargo me siento en la real necesidad de hacerlo y estas líneas no significan
que mi vida esté detenida desde tu partida, ambos hemos seguido caminando hacia
nuestro barco. Es solo que me he dado cuenta demasiado tarde de mis errores. Yo
estoy mejor sin ti y tú lo estás también sin mí, lo único que me lamento es no
haberte amado como debí hacerlo aunque el resultado hubiese sido el mismo y de
igual forma estuviéramos separados, me hubiera gustado amarte y no solo
necesitarte.
Atte.
El amor de tu vida.
Comentarios
Publicar un comentario