Martín Licona.
Martín Licona nace sin
armadura en la Ciudad de México cuando corría el trágico año de 1985, desde muy
pequeño se caracteriza por la inmensa capacidad de volar y escapar del mundo. Su
juguete preferido era un sillón gris dónde pasaba horas inventando historias
que a veces parecían ciertas. El sillón tenía un tramo roto en el respaldo y él
creía que al sillón de piedra se le había ido el corazón. De pequeño abandonó la
ciudad para ir a vivir a un tranquilo y pintoresco pueblo llamado: Cuautitlán. Navegó
por aguas tranquilas durante su infancia, se llenó los ojos de mariposas,
chapulines y luciérnagas. Así en la adolescencia conoció a su primer amor: el
teatro. Se hizo de una armadura, la cual le viste y protege, curtida con una
trayectoria de 12 años en el teatro, participó en certámenes estatales y
nacionales. Toma cursos y diplomados en instituciones como el INBA, UNAM, el
Instituto Mexiquense de Cultura, etc. Su cada vez mayor interés por el teatro
le llevan a conocer un segundo amor: La literatura. Martín se envuelve en la
suavidad de las palabras y las hojas, se forja un escudo y una espada con una
pluma y una hoja de papel. Perfecciona su técnica tomando cursos con poetas y
editores. En esos caminos andaba cuando encontró a su tercer amor: La
antropología. En el año 2010 decide entrar a la Escuela Nacional de
Antropología e Historia a estudiar la licenciatura en Etnología y es ahí donde
encuentra el corcel que le faltaba para ser un caballero andante. Tenía ya una
armadura labrada en el teatro, una pluma afilada como espada y un corcel con el
que galopaba por el conocimiento de las ciencias sociales. En el año 2012 toma
un diplomado en dramaturgia contemporánea y escribe sus primeras obras de
teatro, encamina todo su esfuerzo en la creación literaria, abandona un poco
los escenarios y se dedica a escribir y dirigir sus propias obras de teatro. Cuentan
que al caballero andante le saltó el corazón del pecho y huyó tras el andar de
una musa, igual que le pasó a su sillón. Ahora en el pecho lleva un colibrí que
anidó en el hueco que dejó el corazón, por ello es director de un proyecto de nombre:
“El aletear del colibrí” que promueve las letras libres así como el fomento a
la lectura y escritura.
Martín Licona es un
caballero andante con un colibrí en el corazón que utiliza el teatro, la
literatura y la antropología para sembrar semillas de un nuevo mundo. Él cree
que un mejor mundo es posible y está empeñado en ayudar a construirlo. Es un
admirador del mundo y su complejidad, sano pero irrespetuoso creyente del amor,
viejo amigo y enemigo del tiempo, soñador más que vividor, amante del romance
sin sentido, caminante de barrancos y creyente fiel de que volar no solo es
posible, es imprescindible.
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