Cuarenta y nueve días en un soneto
Por
Martín Licona
Mañana,
sin esperarlo, te quedarás sin voz. No saldrán palabras. Tu boca abierta
imitará la agonía de un pececito clamando vida. Sentado en el sillón naranja,
frente a tu escritorio, vas a intentar leer el poema que hoy firmas y por el
cual estás satisfecho.
Hoy
sonríes al mirar ese mundo blanco por el cual deslizaste garabatos de tu
imaginación. Es el poema, tu mejor soneto; orgullo que no cabe en aquel cuerpo
cansado con barba crecida. Eres aun inocente de la desventura que te espera. La
última rima llegó a ti como el agua a la rosa, paseas tu pulgar por la yema de
los dedos y la cuenta te emociona como si fueras un cacho de río buscando
partirse en una roca.
¿Cuántos
días pasaron sin que tú pronunciaras una palabra? Cuarenta y nueve días desde
aquel: “gracias” que le dijiste a la cajera de la tienda donde compraste
víveres para un mes. No miraste sus ojos verdes como las praderas encendidas
del sur, ni la sonrisa quebrada que te regaló para canjearla por una noche de
lujuria, ni siquiera viste cómo una lágrima de su frente se precipitó por el
peldaño de su nariz y huyó partiéndole a la mitad los pechos. Apurado
recorriste la avenida sin colgarte de las nubes que parecían globos invitándote
a volar, sin escuchar el rumor de los palomos y sin mirar la flor que nació en
una grieta del concreto. Te encerraste para escribir y la vida se quedó fuera.
En
cuanto despiertes irás a tu escritorio, vas a limpiar tu garganta con un par de
ronquidos profundos y tus labios harán la pantomima, diciendo sin voz, el
título de tu soneto: “La voz del poeta”. Conveniente título para el poema de un
poeta mudo.
No
sabrás que hacer. Nada ha de salir de tu boca, sólo el aire y el correr de tu
saliva por las mejillas provocará un sonido acuoso, lejano a la articulación de
una palabra. Escupirás tu aliento tal como si escupieras el cansancio de una larga
carrera. Tu llanto mojará la hoja donde reías y la tinta de cada letra se escurrirá
en caprichosas formas como las ramas secas de un árbol.
Tu mano va a romper el papel y la desesperación
te hará salir corriendo. Un poema no dicho sirve lo mismo que un poeta
encerrado. Al salir gritarás la furia de los mares, el aullido del lobo y en el
fuego de tu vientre nacerá un primitivo alarido. Entonces entenderás que tu voz
es la voz del mundo y pronto aprenderás a cantar como un pajarito volando.
eSTE bLOGGE ES DE MI AMOR, QUE NO HA FALLECIDO, PERO SE HA QUEDADO COJO, Y ME ESCRIBIO EL OTRO DIA PARA QUE MANDARA CORREOS A MIS AMIGAS Y AMIGOS,, DICIENDOLES QUE LES DIJERA LO QUE LE PASÓ, FUE EL HOMBRE, QUE LE ESTOY AGRADECIDA A LA VIDA DE HABERLO CONOCIDO, PUES PODIA HABER HECHO CONMIGO LO QUE UBIRA QUERIDO, ERA TAN TIMIDO MI AMOR, SOLO DOS O TRES BESOS, AL DIA SIGUIENTE PARECIA ENFADADO, YO LE DIJE QUE POR QUE ESTABA ASÍ, EL CONTESTÓ O YO NO HE BEADO A NADIE TU ERES EL PRIMERO SERIA EL SUBCONCIENTE, Y ME COGIO EN BRAOS Y ME DIJO MI PEQUEÑO TE QUUE TE QUIERO, Y ME DCIA CON MUCHA TIMIDE QUE CACHETITOS TAN LINDOS TIENES, LOS MEJORES QUE TUVE O TOQUE JAMAS, PUES LAS DOS MANOS LAS TENIA A AMBOS LADOS DE LA CADEDERA, Y ME DECIA ERES MUY BONITA TODO E GUSTA DE TI MI PEQUEÑA, Y OTRAS MUCIRQUE TU HAS BESADO A OTRO HOBRE, YO LE CONTESTE POR QUÉ LLO DICES Y EL ME CONTESTO PORUE ANOCHE CUANDO ME BEASTE ME METISTE LA LENGUA, OH DIOS MIO LE CONTESE VEEEEEEEERAMENTE, YO TENIA UNA AMIGA QUE ERA , Y
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